Kyana debe mudarse al otro lado del país con apenas dieciocho años y una vida que, hasta ese momento, fue tranquila, fácil y feliz. Lo cierto es que daría cualquier cosa para apoyar a su madre y, por ello, deja todo lo que conocía.
Desde el primer día en su nuevo colegio, en la playa de Myrtle Beach, nota varias cosas que quizá no hagan su vida tan sencilla: ella es latina en medio de un sitio en donde serlo no es precisamente una ventaja. Los grupos están muy marcados y odios añejos la arrastrarán de manera inevitable. Un gorila, que es parte del equipo de fútbol, la hostiga casi desde el primer momento. Y si lidiar con ello no es suficiente, experimenta por primera vez lo que es enamorarse, sentir mariposas, intriga e ilusión.
¿Lo malo? Es el capitán del equipo de fútbol, y el gorila es parte de su clan; sus nuevos amigos lo detestan de forma fiera y tiene en su currículo una lista larga de bajezas y situaciones que no será fácil aceptar. Liam Rusell pronto se convierte en lo más hermoso que le pudo pasar, pero, a pesar de ello, también en lo más doloroso.
