La habitación del sesgo | ALICIA PREZA

ALICIA PREZA
La habitación del sesgo
LA COQUETA

Desde Obertura de la Fiebre (Yaugurú, 2016), Alicia Preza viene construyendo una narrativa poética que apunta a la nostalgia y la pérdida. Los nombres de mujeres y hombres, que sostienen varios de estos textos, rescatan memorias O pautan encuentros, bailes y celebraciones en una noche renovada e inagotable. Como en un viaje o una casa de vastos dormitorios, se nos invita a deambular por las perspectivas que abre la escritura, confidente, otras risueña e íntima, siempre poética. Estos textos-habitaciones nos entregan al sesgo, susurrantes, diferentes puntos de mira, donde caben recuerdos de la infancia (aquel jarrón de la abuela y botellas antiguas), los espacios plenos de luz (donde el verano era como un grito de recién llegado) aunque la noche rasgada por el neón, una y otra vez se impone- y lo pesante o ingrávido del cuerpo. Algunos de estos textos-cuerpos-habitaciones, estrechos como una especie de tubo, dan cabida a la asfixia, pero en sordina. Las imágenes y colores de un caleidoscopio, diferentes en cada giro, guardan una unidad común. Desde la fecha pandémica 13 de marzo, insípida tal vez por su apariencia inocente de los muñecos de vidrio, se plantea un conflicto en lo natural (el ciervo blanco que escandaliza al vecindario) y lo artificial (esos seres arrastrados por el azar y las circunstancias, digitados y digitales). Quizás la noche, suma completa de habitaciones, espacio humano y todavía originario, promueva una delicada síntesis al dilema. En la noche, presencia esquiva, habitan la poesía y los poetas. Allí se resguarda el lenguaje y el ser, siempre en riesgo de ser tragados por la pérdida y la nostalgia. De la noche y la poesía, quizás se pueda exclamar como del ciervo blanco: Saquen a ese animal, nos encandila.